¿Qué hace que tu mirada no se pierda en un extenso horizonte de “posibles” descabellados? ¿Qué impide que tus pasos, tan ligeros y deseosos, no transiten las huellas del indómito sendero de la imaginación; esa que hace volar? ¿Por qué ese miedo desgarrando tu corazón?
¿No ves el infortunio a tu alrededor, arrastrándose en grises callejones? ¿No ves las noches cargadas de amor y perfumadas de pasión? ¿No ves que la vida no es “vida” sino una insoportable contradiccion?
Cuando tu mente se abra, desnudando la conciencia, podrás tomar el riesgo; lo beberás como un dulce licor que te hará arder, se crisparán tus nervios y se extasiaran tus sentidos...ya nada importará.
De un solo impulso cruzarás el abismo, tan oscuro y despreciable, que te separa de tu propio ser; y en ese vuelo radiante ya nada importará.
Aquellas fauces hambrientas que te aguardaban con ansias, masticarán y tragarán parte de lo que fuiste, porque quisiste dejar de serlo; devorarán con deleite los fragmentos inútiles que te aprisionaban. Llegarás sublime, voluptuosa, inmaculada y más bella aún al otro extremo; cubierta solo con tu desnudez, con ojos profundos y abrigada por gruesas alas que ya nunca más serán atadas...y ya nada importará.
R. Vásquez Acevedo
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